La respuesta de Hernán
Casciari a las declaraciones de Lucía Etxebarria me parece muy acertada.
Contrapone dos visiones sobre la transmisión de la cultura (mundo viejo – mundo
nuevo) de forma muy clara. No obstante, y aunque me inclino más por la libre
circulación de las obras (mundo nuevo), si es cierto que si todo fuese gratis
los escritores que viven de sus obras pueden pasar muchas dificultades. Y estas
dificultades evitarían la publicación de nuevas obras.
Me imagino que todo escritor
se alegrará de que sus obras sean leídas, sea comprándolas sea compartiéndolas,
pero también me imagino la frustración de aquellos escritores que, alegres de
que sus libros se lean, tienen que dejar de escribirlos y dedicarse a otros
trabajos porque estos no se compran. No es que haya escritores a quienes lo
único que les importa sea que la gente compre sus libros, por encima de que más
gente todavía lea esos libros, sino que el hecho de que cada vez menos gente
compre libros pone en peligro la publicación por parte de estos autores de nuevas
obras.
En mi opinión la caída de
las ventas de libros está en el precio de estos y en los intermediarios. Por
qué esa diferencia entre libros (o cualquier tipo de publicación) vendidos y
leídos. No será que en muchos casos los precios son excesivos. Sin entrar a
hablar de los libros digitales, que en algunos casos nos pretenden ESTAFAR
catorce o quince euros por un PDF. Quién paga quince euros por un libro
electrónico que puede conseguir gratis con unos pocos clicks más. Yo no.
¿Cuánto llega realmente a
los autores? Esta es otra gran pregunta que aparece en el artículo de Casciari.
Con unos precios tan altos como los que tenemos que pagar los compradores,
cuanto reciben los autores. Supongo que esto variará según el autor, los
principiantes tendrán que contentarse con lo que les den y los más conocidos
tendrán más margen. En cualquier caso creo que es a los intermediarios a
quienes deberían dirigir sus críticas. Son ellos quienes inflando (no siempre
pero muy a menudo) los precios de los libros disuaden a los lectores de
comprarlos. Estoy seguro que con unos precios más bajos se venderían más libros.
Y con un reparto de beneficios más justo los escritores estarían menos tiempo
quejándose (justa o injustamente) y más creando nuevas obras, que es al fin y
al cabo con lo que todos disfrutamos. Ellos escribiendo y compartiendo sus
ideas y nosotros leyendo.
El artículo original se puede encontrar aquí: http://editorialorsai.com/blog/post/para_ti_lucia
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